El domingo, la tranquilidad habitual del dique El Cadillal se transformará en energía y entusiasmo con la segunda edición del “Desafío Cadillal”, una carrera organizada íntegramente por mujeres corredoras y vecinas de la zona. Más que una competencia deportiva, el evento es una experiencia comunitaria que celebra la naturaleza y promueve la concienciación sobre la celiaquía.
La idea nació de forma natural, impulsada por la pasión de Silvana García (38), María Díaz (39), Belén Costilla (28) y Mariana González (49) por el running y su amor por El Cadillal. “Veíamos que todo giraba en torno al agua, pero nunca se había hecho una carrera de este tipo”, cuenta Mariana. Su objetivo era mostrar la belleza del lugar desde una nueva perspectiva: la del deporte y el bienestar.
El nombre Desafío Cadillal alude tanto a la exigencia del circuito (con subidas y bajadas intensas) como al esfuerzo colectivo que implica organizarlo. “Queríamos aportar algo más allá del deporte; que los participantes pudieran disfrutar la naturaleza y pudieran tomar conciencia sobre la celiaquía”, explica Silvana, impulsora del mensaje a través de su emprendimiento Tucumán Celíacos.
El año pasado, en su primera edición, la prueba sorprendió con 300 participantes. Este año buscan superar esa marca con dos distancias: 3 y 10 kilómetros. La primera está pensada para familias, personas que se inician en la actividad física o simplemente que buscan moverse. “No son sólo atletas, son vecinos, amigos, chicos que caminan con sus padres”, destaca Belén.
La idea de la carrera es generar una mayor motivación
Pero la carrera también crece en organización y visibilidad. Para este año se hicieron remeras oficiales, se repartirán premios en efectivo para los 10k, y habrán trofeos de cerámica artesanal y medallas para todos los finishers. “Todos corren con chip, incluso los no competitivos. Ver tu tiempo oficial emociona y motiva a seguir e ir por más”, remarca y advierte Mariana.
Aunque contaron con algo de apoyo estatal, el evento se sostiene principalmente con autogestión. “Fuimos negocio por negocio explicando de qué se trataba la carrera. Algunos ayudaron, otros no, pero lo importante fue ver cómo se sintieron parte”, agrega González.
Además del running, habrá feria de artesanos, productos sin TACC y merchandising hecho por las mismas organizadoras, que también trabajan en diseño y cerámica. El evento, según aseguran, ya genera impacto: emprendedores locales están incorporando menú sin gluten para recibir a los corredores en una jornada que promete ser vibrante.
El Desafío Cadillal no sólo invita a correr, sino a participar, apoyar, y creer que el compromiso genuino puede transformar una comunidad. “No somos una empresa. Lo hacemos por amor al deporte y al bien común. Eso es lo que más orgullo nos da”, concluye Belén.